La preocupación constante por la inclusión de la perspectiva de género en todos los espacios sociales es una prioridad. Desde hace ya más de un siglo los movimientos feministas han pugnado por políticas públicas que permitan la igualdad tanto jurídica como sustantiva de las mujeres. El reciente aislamiento social ha puesto de manifiesto que los confinamientos femeninos, el androcentrismo y el lenguaje patriarcal, no sólo en el ámbito social sino desde el Estado refuerzan los roles y estereotipos de género con controles sociales -formales e informales- han erigido una categoría fundamental en el ámbito de los «cuidados» desde diferentes necesidades de cada una de las personas que cuidan, o bien, son cuidadas, ya que las desigualdades son efectivas y reales, pues no se ha alcanzado todavía, el pleno goce de los Derechos Humanos de las mujeres.